El gobierno de Vecinos por Torrelodones tiene concejales de primera y segunda
El caciquismo del concejal de Urbanismo castiga a empresarios de Torrelodones; pero él es intocable. Es uno de los concejales de "primera clase" y el protegido de la Alcaldesa.
Que en el Equipo de Gobierno de Vecinos por Torrelodones hay concejales de primera y de segunda clase no es una suposición o sensación. Las delegaciones de atribuciones que realiza la Sra. Alcaldesa están bien definidas, como podemos ver en la última "distribución de poderes" publicada en el BOCM del pasado 5 de abril.
En Vecinos por Torrelodones hay concejales con plenas facultades (oficialmente denominadas "Delegaciones genéricas"), y otros a los que no se les da la facultad de resolver mediante actos administrativos que afecten a terceros; o sea, que ni pinchan ni cortan por sí solos. Estos últimos —concejales de segunda— son los que oficialmente tienen "Delegaciones especiales".
Mientras que los primeros pueden tranquilamente cometer arbitrariedades; si alguno de los otros se mueve más de lo previsto, sale de la concejalía de turno; como ya hemos visto en dos casos durante esta legislatura.
Entre los todopoderosos con "Delegaciones genéricas" está D. Santiago Carlos Fernández Muñoz, concejal de Urbanismo. Las consecuencias prácticas de esta distinción son notables, como se ha podido comprobar recientemente, cuando una pataleta provocada por un enfrentamiento con la presidenta del centro comercial donde se iba a realizar una acción promocional del comercio local, le ha llevado a retirar el apoyo económico comprometido con Torrempresarial.
El evento "Torreprimavera", que tan solo pretendía dinamizar un comercio que vive sus momentos más bajos, con locales cerrados gracias a la inefable labor del concejal de Urbanismo y marido de la Alcaldesa, ha tenido que cancelarse al no disponer de la subvención de alrededor de 5.000 euros, comprometida por el Ayuntamiento.
La preparación de "Torreprimavera" ha conllevado gastos, trabajo, esfuerzo y dedicación de los empresarios; asuntos que no tienen ningún valor para el Sr. Fernández, que no duda en utilizar su poder absoluto para cometer arbitrariedades que afectan a muchos, sin que nadie les pueda poner coto.
No es este el primer enfrentamiento que tiene D. Santiago con el comercio de la localidad. Hace apenas unos meses —tras realizar unas obras inútiles, pintar de colorines aceras, vías y pasos de peatones, y eliminar en el camino más de doscientas plazas de aparcamiento—; el Sr. Fernández tuvo un encontronazo con comerciantes que buscaban defender su puesto de trabajo. En esa oportunidad, el concejal les obsequió con su inestimable sabiduría, al aconsejarles que “cambiaran de negocio o de zona”.
Esta distribución de poderes, como se puede comprobar, tiene nefastas consecuencias para los torresanos. En cualquier otro municipio, las decisiones de este concejal le hubiesen costado el puesto; pero en Torrelodones, es el protegido de la Alcaldesa.